Jorge García García. Recuerdos de Cástaras.
La publicación más antigua que conocemos donde se menciona el origen del topónimo Cástaras es el Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal, publicación de 1826 en la que su autor, Sebastián Miñano, lo establece en la lengua árabe, influido sin duda por el informe sobre la situación estadística, histórica y geográfica del pueblo y su parroquia a finales del setecientos, remitido por el beneficiado García Villalta al geógrafo Tomás López, en el que, como hemos visto en la página anterior, se afirma «que Cástaras en idioma arábigo, es lo mismo que decir Cascajares».[1]
Cristina Segura Graiño
Jean Christian Spahni
Nicolás García Mezcua
Francisco Javier Simonet
San Isidoro de Sevilla
Creemos totalmente errado el criterio del cura castareño, difundido luego por Miñano y, ciento setenta años más tarde, por la profesora de la Universidad Complutense de Madrid Cristina Segura Graíño, al publicar en 1990 todas las relaciones de la provincia de Granada que consiguió recolectar el geógrafo ilustrado. Sin pronunciarse sobre el fondo de la cuestión, la profesora Segura incluye una nota, con la etimología de cascajares y su posible relación con Cástaras, del siguiente tenor: «El vocablo cascajares deriva, según el diccionario etimológico de Corominas, del verbo cascar, que procede del latín 'cassicare' o 'catere' ―sacudir, quebrantar― que podría, tal vez, relacionarse con el topónimo Cástaras».[2]
En nuestra opinión carece de base radicar en el árabe el origen del topónimo Cástaras, y es totalmente gratuito relacionarlo con cascajares, sabiendo, como hoy sabemos, y desconocían García Villalta y sus coetáneos, que en dos documentos, uno del siglo XI y otro del XIII, se utilizan para referirse a Cástaras las formas Qāšturiš ()[3] y Q•št•r• (),[4] que entroncan perfectamente, según los filólogos, con la latina castra y cuyas morfologías son muy similares a la del topónimo actual.
El etnólogo suizo Jean Christian Spahni, que estuvo en Cástaras estudiando su sociedad, costumbres y folclore, plantea dos posibles raíces para el nombre de Cástaras: «cascara, enveloppe de l'amande»[5] y «castro (chateau) que Don Juan aurait édifié en ce lieu, mais qui est aujourd'hui introubable».[6] La primera, totalmente descabellada, sólo puede achacarse a la ingenuidad de Spahni, que confiado ciegamente en los alpujarreños, a quienes había idealizado según reflejó en el último capítulo de L'Alpujarra, secrète Andalousie, aceptó, hizo propia y se atrevió a publicar la primera ocurrencia de algún paisano sabiondo. Por el contrario, la segunda propuesta podría estar bastante bien encaminada, porque hay indicios de la presencia de alguna estructura fortificada en el entorno de Cástaras alrededor del siglo X, y el nombre Arrabal, que todavía se utilizaba en el siglo XV para designar a un barrio de la población, coadyuva a probar esta tesis. Sin embargo, desconocemos a qué Don Juan podía estar refiriendose innecesariamente Spahni. Tal vez sus fuentes pensaban en el mismo sujeto que dio nombre al Cortijo don Juan, el famoso predio de Cástaras, personaje que probablemente vivió en los siglos XVIII y XIX, demasiado tarde para construir castillos e influir en el topónimo.
Siempre había circulado entre los castareños interesados por estos asuntos la opinión de que el vocablo Cástaras procedía del latín castrum, aludiendo a un campamento romano instalado en los Prados. Así me lo enseñaron siendo niño, cuando las teorías de los clérigos García Villalta y su prosélito Miñano permanecían en el olvido, y así lo reflejó mi tío, Nicolás García Mezcua, en su obra Cástaras, misterio entre aguas y piedra: «Su mismo nombre [Cástaras] pudiera provenir de la palabra latina castrum como señalización de un campamento romano situado en los Prados de Villarreal o, tal vez, en lugar próximo al emplazamiento del Barrio de Enmedio».[7]
Hace un tiempo, buscando publicaciones acreditadas sobre la cuestión, averiguamos que el profesor Martínez Ruiz encuentra «razones suficientes para situar» a Cástaras en una relación de «topónimos prehispanoarabes: prerromanos, romanos mozárabes en su mayoría»,[8] y que el eximio orientalista del siglo XIX, Francisco Javier Simonet, sostiene que Cástaras procede de castras.[9]
En esta misma línea se pronunciaron a instancias nuestras filólogos del portal de historia antigua Celtiberia.net, que aclararon la relaciones castris > Qāšturiš y castras > Cástaras por epéntesis en las sílabas finales de ambos vocablos.[10] Adicionalmente se planteó una hipótesis que relaciona castras, y por tanto Cástaras, con el grupo de términos prerromanos castulo, castulonem, castulona, uno de cuyos derivados, Saltus Castulonensis, citado por Tito Livio (Ab urbe condita XXII, 20, 12; XXVI, 20, 6 y XXVII, 20, 3), Cicerón (Epistularum ad familiares X, 31, 1) y Julio César (Commentarii de bello civili I, 38, 1), se utilizaba antes de iniciarse la expansión del latín en la península ibérica para nombrar estribaciones de Sierra Morena[11] en la zona limítrofe entre Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Estos términos, presentes en la epigrafía numismástica ibérica meridional y leídos como kastilo, kastelo o kastlo, a causa de las incertidumbres en la interpretación de los valores silábicos o alfabéticos del signario íbero, tienen en común una raíz *kas-, de la que podría derivar *kast-, étimos que encontramos distribuídos en nombres de lugar desde la propia Hispania hasta Carmania, en la parte septentrional del golfo Pérsico, o la India, pasando por Italia, Germania y Siria.[12] Las tribus indígenas afincadas en el entorno de Cástaras utilizarían un término de esa familia para denominar su asentamiento o asentamientos, empleando la forma cástara como plural de cástulo. Al igual que aconteciera con otras muchas palabras en la fase de implantación del latín en la península ibérica, a su llegada, los romanos asimilarían este vocablo vernáculo con el término latino castra, plural de castrum, de sonido semejante y entroncado en el mismo origen indoeuropeo *kas- con significado cercano a 'elevación, que destaca por su altura, lugar destacado'. La forma femenina pudo utilizarse por aquellos primitivos pobladores como aumentativo para indicar mayor tamaño, y el cambio castra > cástara se justificaría en la necesidad de enfatizar la pronunciación de la sílaba final, si es que se produjo en los mismos orígenes del topónimo, y si se originó durante el prolongado periodo de uso del idioma árabe en la Alpujarra, se debería a la dificultad subyacente en esta lengua semítica para pronunciar grupos de consonantes ajenos a su sistema fonético.
Reverso de tres monedas acuñadas en la ceca de Castulo entre finales del siglo III a. C. y la primera mitad del siglo I a.C., en cuyo exergo se lee (ka•ś•ti•lo), el nombre de la ceca en escritura ibérica meridional.
Considerando todo lo anterior y a falta de estudios autorizados y detallados sobre la cuestión, presumimos que el topónimo Cástaras procedería como mínimo del latín castra, no con el significado de campamento, sino con el sentido que le daba a esta expresión san Isidoro de Sevilla cuando escribía las Etimologías en el siglo VII: «Castrum antiqui dicebant oppidum loco altissimo situm, quasi casam altam; cuius pluralis numerus castra, diminutivum castellum est».[13] Es decir que «los antiguos llamaban castrum al asentamiento situado en lugares muy altos, como si dijeran casa alta; cuyo plural es castra, su diminutivo es castellum». Además, es posible y probable que el topónimo hunda sus raíces en la lengua paleohispánica hablada por los primitivos pobladores de la zona, y parece claro que adoptó la forma plural desde sus orígenes, indicio de que desde antiguo se estuviera refiriendo a más de un asentamiento.
Cartel informativo del mirador de la Era del Corral de Piedra, donde se relaciona Cástaras con el significado casas altas, siguiendo el criterio publicado en esta página en diciembre de 2006.
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[1] | García Villalta, Fernando: Informe sobre Cástaras contenido en: Tomás LÓPEZ: Diccionario geográfico de España, (1.-Málaga. 2.-Granada) S. XVIII, Mss/7303 de la Biblioteca Nacional, f. 227-229. |
[2] | López, Tomás (1990). Diccionario geográfico de Andalucía. Edición e introducción de Cristina Segura Graíño y Juan Carlos de Miguel. Granada, Don Quijote, pp. 32 y 232. |
[3] | Sánchez Martinez, Manuel (1975-1976) «La cora de Ilbira (Granada y Almería) en los siglos X y XI, según al-cUdri (1003-1085)», Cuadernos de Historia del Islam, v. 7, p. 58 [54]. |
[4] | Muhammad b. cAbd Allah Ibn AL-ABBĀR: Kitāb al-takmila li-Kitāb al-Sila. Apéndice a la edición Codera de la "Tecmila" por Maximiliano A. Alarcón y Ángel González Palencia), p. 413, n.º 2892. |
[5] | Spahni, Jean Christian (1959). L'Alpujarra, secrète Andalousie. Boudry, Neuchâtel, Editions de la Banconière, 1959, p. 47. Traducido como «cáscara, envoltura de la almendra» por Horacio y Javier ROLDÁN BARBERO en la edición en español de la misma obra (Diputanción provincial de Granada, 1983), p. 54. |
[6] | Ibídem. Traducido como «castro (castillo) que Don Juan habría edificado en este lugar, pero que es hoy por hoy inencontrable» por Horacio y Javier Roldán Barbero en la edición en español de la misma obra (Diputanción provincial de Granada, 1983), p. 54. |
[7] | García Mezcua, Nicolás (2005) Cástaras, misterio entre aguas y piedra. Cástaras, Granada, Asociación Cultural de Cástaras y Nieles, p. 31. |
[8] | Martínez Ruiz, Juan (2002). El lenguaje del suelo (toponimia). Jaén, Universidad de Jaén, 2002, p. 332. |
[9] | Simonet, Francisco Javier (1888). Glosario de voces ibéricas y latinas usadas entre los mozárabes. Madrid, Establecimiento tipográfico de Fortanet, p. CXVI. |
[10] | «Origen del topónimo Cástaras». Celtiberia.net. [Fecha de consulta 14-11-2009]. |
[11] | «Preguntas personales». Celtiberia.net. [Fecha de consulta 14-11-2009]. |
[12] | Villar, Francisco (2000). Indoeuropeos y no indoeuropeos en la Hispania prerromana. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, pp. 310-311. |
[13] | Isidoro de Sevilla: Etimologías. L. XV, C. II, 13. |
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Fecha de publicación: |
25-12-2006 |
Última revisión: |
20-05-2023 |